27/10/10

parásito convencedor

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Mucha atención con el parásito cerebral de las selvas del Meridiano de Obsidiana conocido por su infinita capacidad de convencimiento. El parásito suele aferrarse sobre la cabeza de su huésped, con sus patas adherentes, creciendo hasta alcanzar una considerable altura.

Aunque es visible a simple vista, el parásito consigue mantenerse sin llamar la atención de su huésped, por su notable capacidad de convencimiento. Cuando alguien señala al huésped: “¡Uy, mirá! ¡Tenés un parásito cerebral en la cabeza!”, el mencionado disuade a su huésped con incontables recursos de elocuencia. “¿Y ése de que se la da?” le susurra a su víctima “No le hagás caso, está celoso”. O el más común: “¿Parásito? ¿Qué parásito? ¡Yo no veo ninguno!” o chicanas similares como “Está tomado… decile que sí y seguile la corriente, a ver si todavía te hace un escándalo”.

Con esas ingeniosas salidas, silbando bajito y mirando para arriba, el parásito cerebral crece durante años sobre los marotes influenciables de sus huéspedes.

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